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No he conocido a una persona que no quiera ser feliz en la
vida, todos queremos alcanzar los propósitos que nos hemos
trazado; quiero dedicar este libro a todas las personas que deseen
ser felices y alcanzar los propósitos de su vida. Lo importante
no es qué deseo o qué quiero alcanzar, sino como lo
voy a lograr, hoy tenemos aquí un plan sencillo de crecimiento
que nos llevará a madurar y tomar destreza en las herramientas
necesarias para jugar con éxito en la vida, este manual debe
ser leído por todos aquellos que sin importar su edad sientan
la necesidad de seguir luchando y trabajando cada día para
desarrollar al máximo su potencial, crecer, conquistar el éxito,
la felicidad, la realización permanente y ver realizados sus
propósitos en la vida.

“El fin de la vida es ser feliz”
Aristóteles.

“Si tú crees que este mundo fue creado simplemente para
nuestra felicidad, lo vas a encontrar simplemente intolerable,
piensa mejor de este mundo como un lugar de entrenamiento y
corrección y no se te hará difícil vivir en él”.
C.S. Lewis

Recordemos el discurso dado a Josué al iniciar su liderazgo al
frente del pueblo de Israel, hoy sería un buen discurso dado a
un joven estudiante en el día de su graduación, quien ilusamente
cree que ya ha alcanzado el éxito y no sabe que su viaje
apenas esta comenzando.
He aquí el discurso:
“Josué (ponga aquí su nombre) Sólo te pido que tengas mucho
valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo
Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así
tendrás éxito donde quiera que vayas, recita siempre el libro
de la ley y medita en el de día y de noche; cumple con cuidado
todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo
ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará
dondequiera que vayas.”
Josué 1:7-9. NVI.

Todos en la vida queremos tener logros, ser felices y sentirnos
realizados, es decir jugar con éxito en el juego de la vida. En
la cafetería donde acostumbro ir veo siempre a una persona
de aproximadamente cuarenta años, nunca llega mal vestido,
siempre esta hablando por su teléfono celular, “que por cierto
esta apagado”, preguntándole a uno de los meseros por él, me
dijo: todos los días viene esta persona, él actúa como si fuera
el dueño del restaurante, manda a los empleados que limpien
tal o cual mesa, pide que atiendan bien a las personas, lo cierto
es que esta enfermo de sus facultades mentales.

Esto me hace pensar que no hay un individuo que quiera ser
perdedor, todos queremos vernos a nosotros mismos como ganadores
y triunfadores, Dios también quiere vernos así, la diferencia
es que Él sabe como lo podemos lograr.
En los tiempos Bíblicos existieron hombres y mujeres aquellos
a quienes les he llamado “Miembros del salón de la fama.”
A ellos les fueron encomendadas misiones humanamente imposibles,
pero confiando en Dios y esforzándose al máximo
hicieron realidad lo que para otros era imposible.

Detengámonos a pensar por un momento ¿Cuál sería el propósito de
la vida de Abraham? ¿De Isaac? ¿Cuál sería el propósito de la
vida del rey David? O el de su hijo, el sabio Salomón, ahora
pensemos ¿Cuál sería el propósito de la vida de Martin Luter
King? ¿De la madre Teresa? ¿Cuál sería el propósito de la vida
de Vangog?, quien murió en la miseria hundido en el alcoholismo,
cuando en sus buenos tiempos era un gran pintor y
predicador evangélico.

“Si un hombre no ha descubierto aquello por lo cual estaría
dispuesto a morir no es apto para vivir”
Martin Luter King.

Al nacer se nos dio una misión imposible de lograr solos,
necesitamos la ayuda divina y de nuestra diligencia. Esta misión
se define como: “el propósito de su vida”. Medite por un
momento ¿Cuál será la misión o misiones que usted ha venido
a cumplir a este mundo? Cuán grande sea la misión que tiene
delante, deberá ser la dependencia que tenga de Dios y de los
principios universales que rigen la convivencia de los seres
humanos, establecidos en la palabra de Dios, “la Biblia”.
“Algunos ponen su fe en los astros y las estrellas yo he decidido
poner mi fe en aquel que las creo”.
Sig Ziglar

Porque al final de la vida rendiremos cuentas.

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