LA CASA QUE EDIFICÓ DIOS



1.- Jesús es nuestro sumo sacerdote. 


Hebreos 8:

1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos. 


Hebreos 5. 

5. Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo:  Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy.  Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; 10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.


2.- Jesús es nuestro ministro,  en el santuario que edificó Dios, él es quien presenta las ofrendas. 


Hebreos 8. 

2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. 3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. 



3.- Jesús se compadece de nuestras debilidades.  

Hebreos 4. 

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 

16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.


Podemos entender que:


Jesús nos tiene en sus hombros y en su corazón. 


Jesús trae las piedras de nuestra suerte. 


Jesús trae la mitra con el lema santidad a Jehova. Porque El es santo yo soy santo. 


Jesús edifica el tabernáculo. Para que todos nos acerquemos al padre. 


Jesús abrió el velo del templo donde estaba  contenida la gloria de Dios. 

Jesús nos lleva al padre. 

Jesús dijo consumado es, ya no  hay más que hacer, solo vivir y disfrutar. 

Jesús es quien edifica, nada  es en vano. 

Jesús resucitó porque él es la vida y la vida no puede morir, quien tiene la vida tiene a Cristo y no puede morir. 

Tenemos vida en Cristo, vida eterna y vida nueva, vida abundante. 

Cómo Jesús trata a los religiosos, como Jesús trata a los pecadores arrepentidos. 

Jesús es nuestro sumo sacerdote no por el orden de Levi. Sino por el orden de Melquisedec. 

Jesus recibe los diezmos y no Leví.

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